sábado, 10 de noviembre de 2007

MIGRACIONES.

Era como volver a empezar, o la costumbre suicida de escuchar Jazz los días de lluvia. Ante todo, sobre todo habia vuelto, convencido, que como rezaba aquel viejo tango "veinte años no es nada", y menos debajo de aquele viento, áspero, como el aliento de un gigante, menos con aquellos cipreses que escapaban hacia el cielo y se clavaban en unas nubes de humo, de origen y cenizas.
Mas de siete lunas no habian llegado, mas de siete pasos no habrían bastado para ganar terreno al tiempo que, inevitablemente se suicidaba a su paso.
Frío, algo de nostalgía, pero sobretodo mucho frio, y humedad que huele a muerto.